miércoles, 5 de julio de 2017

SIGLO 21 CENSURA A OTRO COLUMNISTA

De que el matutino guatemalteco Siglo 21 ha entrado en agonía, después de haber caído en decadencia, no hay la menor duda. Así lo expresé en el primer artículo de este blog, publicado el preciso día que el Dr. Bienvenido Argueta prefirió resignar su espacio a continuar escribiendo en un medio de línea fascista. Hoy lo hace el Dr. Virgilio Álvarez Aragón, otra de las pocas plumas insignes que tenía el medio.
En el caso de Álvarez tengo la satisfacción de haberlo llevado a las páginas de Opinión, sin conocerlo más que por algunas colaboraciones que le solicité en su calidad de investigador de Flacso. Fue un gran acierto tenerlo en el diario, situación que, además, permitió cultivar una muy buena amistad con base en la coincidencia de ideales.
Álvarez, al igual que Argueta decidió retirarse y así lo hizo saber en la que sería su última columna. Sin embargo, la actitud oscurantista de quienes ahora dirigen el medio simple y sencillamente se negaron a publicarla, en un acto rotundo de censura. Por ello, cedo este humilde espacio para divulgar ese documento que, como bien dice su autor: Si alguna vez los futuros estudiantes de periodismo buscan lo que es una pésima, sesgada y hasta repugnante primera plana por su evidente racismo, esta de Siglo 21 será un ejemplo sobresaliente. 
LA COLUMNA QUE SIGLO 21 NO QUISO PUBLICAR


Como hace 16 años, hoy debía salir publicada mi nota semanal en Siglo 21. Decidí dejar de hacerlo, por no compartir la línea editorial del diario y envié mi última nota de despedida. Los editores no publicarla (censura clara y llana).
Se las comparto y, como siempre, espero sus comentarios y opiniones, que no necesariamente deben ser favorables.

"PUPITRE ROTO
Falsa y repugnante primera plana (el último Pupitre roto)
Virgilio Álvarez Aragón
La semana pasada estuvo cargada de eventos que podrían darnos un hálito de esperanza en lo que al combate a la corrupción se refiere. A pesar del esfuerzo poco disimulado del gobierno y sus aliados de la ultraderecha, el comisionado Iván Velásquez fue confirmado en su cargo por dos años más y, en buena medida, la intensa lucha promovida desde el MP para combatir la corrupción, avanza.

El anuncio del nombramiento del nuevo embajador de Estados Unidos ha hecho pensar a unos que la línea de Robinson, de apoyo a la lucha contra el crimen organizado desde las estructuras del Estado, continuará. Otros, sin embargo, han asumido ese nombramiento como un logro, porque dejará el país un embajador abusivo y beligerante, que les molesta no por sus modos, sino porque no es el fiel y leal cómplice al que la decrépita y caduca ultraderecha neofacista chapina estaba acostumbrada. Encubiertos con un falso nacionalismo y supuesta defensa de la soberanía, asumiéndose como los únicos soberanos, estos sectores han hecho de los entes persecutores de los corruptos y asesinos sus enemigos, en una evidente defensa de los perpetradores de esos crímenes.


Lamentablemente, Siglo 21 ha optado por hacerles el juego. Convirtiéndose en las últimas semanas en su vocero y promotor, ha dado cobertura a sus insignificantes y provocadoras acciones. La supuesta primera plana de la edición del 26 de junio es un claro ejemplo de ello. Hacer de un embajador un enemigo no es problema mayor, cada quien puede tener sus simpatías y enemistades. El problema es que al hacerlo desde una primera plana -falsa, porque ya no hay edición impresa- se pasan llevando la lucha contra la corrupción y los crímenes contra la humanidad que este señor apoya. Si alguna vez los futuros estudiantes de periodismo buscan lo que es una pésima, sesgada y hasta repugnante primera plana por su evidente racismo, esta de Siglo 21 será ejemplo sobresaliente.




La cuestión se complicó más porque el día siguiente, a primera hora, el MP allanó las instalaciones de la empresa editora, en busca de evidencias sobre posibles delitos en el último proceso de compraventa. Los actuales propietarios indudablemente se sienten agredidos, pues haber sido socios de la exvicepresidenta en un negocio que consideran lícito, les ha traído dificultades financieras a granel. 

















Siglo 21 es un caso muy particular en el comercio de la información. En menos de treinta años ha variado por lo menos cinco veces de propietarios, cada vez con mayores dificultades para la planta de trabajadores y morosidad con el fisco, pero con réditos para los vendedores. Si comprarlo era un riesgo, venderlo fue, hasta la última vez, un negocio importante. Ninguno de los anteriores dueños quebró en sus negocios, ni redujo su nivel de vida, aunque dejó deudas astronómicas en el pasivo laboral.


Siglo 21 sufre una crisis financiera sin precedentes y los competidores han dispuesto azuzarla para ver si se quedan con los restos, principalmente con los activos físicos. Pero eso nada tiene que ver con la línea neofascista y procorrupción asumida. Tratar de hacer creer que las acciones legales son consecuencia de la manera en que los editores han decidido usar el medio como panfleto político es algo que no tiene sentido y sólo les hace perder aún más credibilidad. 
Ante esa situación, el colega Bienvenido Argueta decidió retirarse, haciendo las salvedades correspondientes. Sin embargo, y contrario a todo lo que ha sido la práctica en Siglo 21, su columna de despedida fue censurada y retirada de la página web del diario.


Frente a todo ese proceder, me resulta imposible continuar colaborando como columnista. Han sido más de ochocientas notas en estos dieciseis años de publicación ininterrumpida, más de la mitad como colaborador ad honorem. Es triste decir adiós, pero no puedo ser cómplice de la ultraderechización falaz de la comunicación, ni del bloqueo a la lucha contra la corrupción, mucho menos de la intolerancia en la opinión. 


Restituir la nota de Argueta en su lugar, publicar y mantener esta dolorosa despedida, sería una esperanzadora muestra de que Siglo 21, a pesar de su precariedad, puede volver a ser un medio amplio, sin censura, que aporta para construir una sociedad justa, libre y solidaria."

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