martes, 24 de octubre de 2017

DE PAYASOS, INEPTOS, CRETINOS... Y HUESEROS

Por: Edgar Rosales



Un día mira uno en la televisión que el presidente Jimmy Morales pronuncia un discurso (no importa la maldita razón que lo motiva, uno lo ve por accidente). Pero en lugar de una pieza de oratoria, lo que se escucha es de parar los cabellos. Unas veces, su singular instinto de comediante le ha sugerido deleitar a su arrobada audiencia con una pieza de su peculiar “jimmylosofía”. Otras veces más afortunadas para su público (nótese el sarcasmo) este deberá digerirse una absurda conjugación del verbo amar o una invitación a “tapar el dedo con un sol”.

Sin embargo, esto apenas empieza. Su más reciente desliz resultó de antología y rebasó los límites de lo humanamente tolerable. “Si alguien está haciendo (sic) algo de corrupción, que se persiga el delito, pero que no se persiga a las personas, porque la justicia es para perseguir los delitos y no a las personas”. Sí, así lo dijo con todas sus letras y frente a todas las cámaras y micrófonos habidos y por haber. Tan revolucionaria declaración, jamás imaginada siquiera por néofitos como Eugenio Cuello Calón o mediocres como Santiago Mir Puig transformó en cuestión de segundos la añeja institución del Derecho Penal, gracias a la novedosa teoría de Morales.

Y como era de esperar, mejor que cualquier sesudo análisis jurídico, son los demoledores memes los que se han encargado de disectar (literalmente) el infortunado mensaje presidencial. “O sea, hay que castigar al homicidio y no al homicida”, reza uno que leí por algún lado. O mandar al bote el financiamiento ilícito, pero jamás al alcalde Arzú. Y así, por el estilo, abundan las mofas que causa este nuevo desatino.

 Y es entonces cuando uno recuerda que hace pocos días, la esfera gubernamental de turno -la Cancillería para ser más exactos- nos obsequió una gema de estulticia al enviarle una misiva nada diplomática a Iván Velásquez, comisionado de la Cicig, por medio de la cual le informa acerca de la renovación de su visa y que pudiera seguir haciendo lo que hace, pero bajo la sutil advertencia de “respetar la Constitución” y “Abstenerse de inmiscuirse en asuntos internos de Guatemala”.

  PELIGROSA MANCUERNA. En poco más de un mes en funciones, la canciller Sandra Jovel y su     segunda al mando, Alicia Castillo han dado muestras de sus limitadas capacidades                       diplomáticas.

Estos actos administrativos de tan dudosa justificación solo incrementan el desgaste que se ha construido el gobierno de la República, cuando aún no ha llegado a la mitad del camino. Fue una medida, además de anodina, una clarísima demostración de ineptitud, de la cual no se puede culpar del todo a la ministra Sandra Jovel o a la viceministra Alicia Castillo Sosa. Y es que como bien dice un refrán muy famoso en la administración pública: los empleados siempre hacen todo lo posible por imitar al jefe.

   REPUDIO GANADO. Las insinuaciones del Vicepresidente Cabrera en torno a que casi todos los guatemaltecos         han incurrido en actos de corrupción, se ganaron un repudio general.

Y cuando uno esperaría que, por ser profesional tal vez algunas luces tendría el vicepresidente Jafeth Cabrera para orientar el rumbo, más o menos como lo hizo Eduardo Stein en la época de Óscar Berger. Pero resulta que para el nada carismático vicemandatario, Estados Unidos debería de dejar de extender visa a los guatemaltecos porque “casi todos se han visto envueltos en hechos de corrupción”. Sí, así como lo lee. Falacia por generalización imperfecta pronunciada nada más y menos que por un ex Rector -mediocre- de la Usac.

Y si estos ejemplos retratan verazmente al gobierno de Morales, lo peor es que la escasa reserva útil y coherente que uno podía esperar de esta administración se cayó estrepitosamente. Al parecer, no era tan irrevocable la renuncia de los ministros Julio Héctor Estrada, de Finanzas Públicas, Leticia Teleguario, de Trabajo y Previsión Social y Francisco Rivas, de Gobernación, cuya sujeción a los dictados del Departamento de Estado no puede ocultarse más, porque ha trascendido que fue el embajador Luis Arreaga quien les ordenó que volvieran cuanto antes al rebaño; que no podían desobedecer las órdenes de “mas arriba”. ¡Y así lo hicieron!

  SOLIDARIDAD. El equipo de la Embajada al servicio del gobierno de Morales, así como   anunciaron su renuncia dieron de inmediato marcha atrás. Las órdenes venían de "más               arriba" aunque no necesariamente en inglés porque el embajador nació en Guatemala.

Pero, total, así de histriónicos, así de anodinos, así de cretinos y así de hueseros son “nuestros” funcionarios de turno. Y lo más desalentador es que aún habremos de transitar 26 meses en su dulce compañía, antes de que entregue el poder el equipo de gobierno más incapaz de todos los tiempos.

Y es que, a juzgar por los hechos, el camino para desalojarlos de Casa Presidencial no pasa por la vía del antejuicio, ni del paro nacional ni de las asambleas populares. Incluso y como es usual, la oligarquía empieza a vender la idea que hay que empujarles la carreta para ayudarlos a llegar al final, a pesar de la Cicig o de lo que sea. ¡Es el precio por creer que un payaso podía ser lo mismo que un presidente!


No hay comentarios:

Publicar un comentario