miércoles, 30 de agosto de 2017

EL TRIUNFO DE JIMMY



    Foto tomada de BBC com


Por Edgar Rosales


Sí, ya sabemos que el Presidente acaba de recibir un “severendo” revés de parte de la Corte de Constitucionalidad (CC) en respuesta a su estéril y a la vez absurdo deseo de sacudirse a Iván Velásquez, comisionado de la CICIG, para complacer las presiones de la cohorte de militares mafiosos que le marcan el paso y porque, en última instancia, le resultaría de beneficio personal ante el inminente juicio contra su hermano e hijo, implicados en el caso Botín del Registro de la Propiedad.

También sabemos que al consumar la increíble maniobra de declarar no grato a Velásquez, incurrió en acciones que denotan -como en tantas otras ocasiones- que la máxima autoridad del Ejecutivo no sólo es neófito en asuntos de Estado, sino es reacio a abandonar su antiguo rol de comediante.


Pero la verdad de las cosas es que al amparar en definitiva a Velásquez, más que lanzarle un salvavidas, la CC le ha brindado a Jimmy Morales la oportunidad de anotarse un triunfo. Efímero y pírrico, pero triunfo al fin. ¿Cómo así, este está bolo? dirán muchos de los estimables lectores.

Pues no. Todas las condiciones anunciaban un panorama complejo para el Presidente. Para empezar, la reacción del bipartidismo estadounidense fue enviar mensajes de apoyo al trabajo de la CICIG, que incluyeron la nada velada amenaza de impulsar acciones para reducir la asistencia al país. Tampoco debió ser agradable que el Cuerpo Diplomático en el país cerrara filas para advertir al gobernante acerca de los riesgos de su descabellada decisión.

Y por supuesto, “La Plaza” dio algunas muestras de aliento, intentando en vano emular las acciones masivas desarrolladas en el año 2015, lo cual no se logró debido a ciertos factores: 1) la innegable instrumentalización que en aquella oportunidad se hizo de las protestas sociales. 2) la desarticulación del movimiento, luego de encarcelar a Otto Pérez, Roxana Baldetti y 3) la estrategia de la inteligencia militar de antaño, de descalificar las protestas por medio de merolicos que engañan babosos desde las redes sociales.


   Apoyo a CICIG. Aunque las protestas populares no se hicieron esperar, la crisis fue desactivada (al menos          temporalmente) gracias a que la CC amparó en definitiva al comisionado Velasquez. (Foto tomada del website    de Publinews).


Del lado de Morales también hubo adhesiones, por supuesto, sólo que fluctuantes entre lo irrisorio y lo repugnante, por sus orígenes e intereses espurios: Fundación Terrorista, El Taquero (delincuente peligroso), Edwin Escobar (alcalde de Villa Nueva, también peligroso) y los cada día más decadentes discursos de ciertos libertarios que se alían con el capital mafioso en esta prueba de fuerzas.

Por todo ello, a Jimmy se le venía algo terrible y por eso la CC le permite que el revés no resulte tan amargo. Pero debe entender que mantener el enfrentamiento de nada le servirá. Y aunque Velásquez logró que se restableciera su dignidad personal, es un hecho que las cosas no van a seguir igual para él y para CICIG. Tanto así que se habla con insistencia de su irremediable regreso a Colombia y el nombramiento de un nuevo comisionado.

Pero aunque esto último no ocurriera, lo que han logrado Morales & Mafias es desgastar la credibilidad de Velásquez. No en la medida que esperaban, por supuesto, pero en una guerra es inevitable que haya heridos.

Falta saber cuáles fueron los términos de la reunión sostenida ayer entre el Embajador de EE.UU. Todd Robinson, en una de sus postreras acciones, y el presidente Morales. Lo más probable es que le haya tendido un puente de plata; una salida airosa. Podría ser su permanencia en el puesto, a cambio de que no se levante su antejuicio. E iniciar un período de distensión, evitando el enfrentamiento y dejando que el nuevo Comisionado desarrolle su labor sin tantos obstáculos, al menos desde el Ejecutivo.


    Urge distensión. El fallo de la CC debiera llevar al presidente Jimmy Morales a dar el ejemplo de conciliación     y unidad que hasta hoy no le ha sabido dar al país y dejar de ver como enemigo a todo aquel que cuestione         su mandato. 

Y es que es urgente dejar de ver esto como un choque de trenes; como una lucha entre el bien contra el mal (aunque en el fondo lo sea) o de izquierdas contra derechas. Tan sólo entender eso le daría un reparador respiro a Morales, a CICIG, a la fiscal Thelma Aldana pero sobre todo le daría tranquilidad al país ¡Y vaya si lo necesitamos! Y además, los procesos iniciados no pueden quedar anulados, como esperarían en el Zavala. 

Sí, es un misérrimo triunfo que le permite ganar tiempo, aunque al final todo dependerá de la capacidad de lectura del panorama y de la inteligencia del mandatario y sus asesores para corregir la ruta.


Sin embargo, he aquí el problema...

domingo, 27 de agosto de 2017

CADENA DE ERRORES

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Por: Edgar Rosales

Ahora que ha estallado una crisis política en Guatemala -impredecible en cuanto a su desenlace final- es importante poner sobre el tapete algunas consideraciones acerca de cómo se llegó a este estado de cosas. Dicha tarea es difícil en un ambiente caldeado e ideológicamente sobredeterminado como el que se observa en estos momentos, en los cuales todo análisis se reduce a “Estás o no estás contra la corrupción”.


Todo gira alrededor del pulso desatado entre el presidente Jimmy Morales e Iván Velásquez, comisionado de la CICIG; un enfrentamiento que tarde o temprano iba a ocurrir, debido a que el agresivo trabajo del colombiano fue tan profundo que tocó estructuras consideradas intocables y que, obviamente, causaron reacciones entre las mafias afectadas, cuyos reprsentantes intelectuales terminaron por venderle a los incautos una polarización ideológica artificial.

Sin embargo, si se pretende analizar el problema con algún grado de objetividad, debemos partir del hecho que, no porque algo fue denunciadopor CICIG y MP, debe tomarse como una verdad irrefutable y comprobada. No. Ambas entidades, al igual que Velásquez y la fiscal Thelma Aldana han cometido errores durante su gestión. Son humanos al fin y al cabo y el plantear esto no significa en modo alguno que estemos “a favor de la corrupción y la impunidad”.


¿Quién ganará el pulso? Jimmy Morales e Iván Velásquez llegaron al límite del enfrentamiento, arrastrando al país a una seria crisis política. (Foto tomada del website de La Hora).  

Debo señalar que durante todo el tiempo en que Velásquez ha permanecido al frente de CICIG he visto con admiración su trabajo. Lo he respaldado en la medida que mi pequeño radio de influencia puede tener. Sin embargo, la manera cómo dirigió la crisis durante la semana previa a este domingo en que ha sido declarado Non Grato, francamente lo deja muy mal parado ante la historia. Cometió no uno, sino varios monumentales errores.

¿Por qué? Velásquez jamás debió prestarse a politizar la justicia, y eso fue lo que hizo exactamente, arrastrando consigo a la fiscal Aldana y validando las estupideces de gente como Ricardo Méndez Ruiz o Giovanni Fratti. Desde el momento que se filtró que el presidente Morales viajaría a Naciones Unidas para solicitar su retiro, debió actuar dentro del marco legal y nada más. Lo que hizo fue armar un esquema que empezó por incluir acusaciones de financiamiento electoral ilícito en contra de los partidos políticos Líder y Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Sin embargo, ello fue tan sólo el pretexto para criminalizar posteriormente al partido oficial FCN, del cual Morales era Secretario General y así solicitar el levantamiento de su antejuicio.

Es difícil creer que Velásquez, Aldana o el Fiscal Schaad ignorasen que el caso de estos tres partidos era COSA JUZGADA desde el momento que el Tribunal Supremo Electoral canceló a uno (Líder) y absolvió a la UNE y FCN. Tampoco uno puede hacerse a la idea que no supieran que “nadie puede ser perseguido dos veces por el mismo delito”, tal y como ocurrió en estos casos que ya habían sido resueltos y archivados. Y tampoco pueden invocar que “aparte es lo administrativo y aparte lo penal”, porque el delito de financiamiento electoral ilícito no estaba vigente en las elecciones de 2015 y, como reza un precepto jurídico fundamental: lo que no está prohibido, es legal. Aquí y en Júpiter.


Jugada fatal. La denuncia presentada por CICIG y MP por el caso de financiamiento electoral ilícito del partido oficial, como base para solicitar el antejuicio del presidente Morales, al final lución más como una vendetta que como un acto de justicia. (Foto tomada del website de Prensa Libre).

El segundo error garrafal es la decisión de la Corte de Constitucionalidad de amparar a Velásquez y acordar, contrario a lo que dicta el derecho, que la decisión presidencial de declararlo Non Grato quedaba sin efecto. Ya lo han explicado hasta la saciedad infinidad de juristas: el máximo tribunal constitucional, lejos de defender el Estado de Derecho protagonizó un golpe de Estado que puede tener repercusiones internacionales porque violó la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, el cual salvaguarda la facultad de un mandatario de declarar Non Grato a un representante diplomático. Es decir, Morales actuó plenamente facultado al suscribir esta decisión.

Empero, el presidente tampoco está exento de errores. Sus argumentos para justificar por qué decidió expulsar a Velásquez son los mismos que expresan los voceros de las “Líneas”: Irrespeto al debido proceso, presiones sobre el Organismo Legislativo. Ni siquiera fue original. En todo caso, su deber moral era abstenerse de adoptar una medida extrema, toda vez que a nadie escapa el caso que involucra a su hijo y hermano, sindicados de fraude, lavado más otras menudencias, hechos que nadie, ni siquiera los más empedernidos jimmyliebers pueden ignorar o disculpar.

El caso es que este lunes Guatemala amanece más dividida y enfrentada a causa de una cadena de errores que nunca debieron ocurrir. Velásquez jamás debió manchar su récord de jurista armando casos de justicia politizada. Paradójicamente, el político Velásquez nunca entendió que las reglas del juego político en Guatemala son mucho más cimarronas que las de Colombia. Se enfrentó a medio mundo y al final no supo cuántos enemigos tenía realmente. Se dice que todavía estaba por enfrentarse a otro sector que estaba siendo investigado: la mafiosa oficialidad actual del Ejército de Guatemala.

Por su parte, otro ente político, la CC, deberá enmendar el error de otorgar un amparo pasando sobre legislación internacional, otorgándolo en tales términos en definitiva. Y Morales, aparte de enfrentar la soledad en la que lo han dejado algunos de sus principales cuadros administrativos, parece que sus días en la Presidencia serán marcados por tiempos más turbulentos que nunca, ahora enfrentado con la comunidad internacional, con sectores de la sociedad civil y con la “mara placera” que lo llevó al poder.



















Su cuota para la crisis. La Corte de Constitucionalidad se habría excedido en sus funciones al otorgar el amparo al comisionado Iván Velásquez, decisión que será objeto de impugnaciones. (Foto tomada del website de Publinews).

Eso sí, cualquiera que sea el desenlace de esta crisis, las cosas no pueden volver a ser igual que antes. Velásquez, aunque se quede en Guatemala, ya no podrá desempeñar su papel en las mismas desafiantes condiciones y sin duda tendrá que largarse del país. Lo mejor que puede 
hacer la fiscal Aldana es cumplir su promesa de renunciar, porque las circunstancias para ejecutar su labor también han variado radicalmente. Y de paso, esto significará el adiós a una campaña presidencial prematura (y a veces descarada) que emprendió desde el espacio de su cargo público.

En este río revuelto, hay alguien de quien la mayoría de análisis parecen no tomar en cuenta: ¿Cómo queda el valiente juez Miguel Ángel Gálvez? Sin duda ahora los abogangsters del Zabala tienen la puerta abierta para plantear de la manera más descarada la anulación de los procesos “debido a que lo actuado por Velásquez y la CICIG fue motivado por “venganzas ideológicas”.



¿En soledad? El destino de Jimmy Morales empieza a ser marcado por una terrible soledad. Varios de sus ministros renunciaron y otros funcionarios les habrán de seguir. (Foto tomada del website de Prensa Libre).

¿Y Morales? Esperamos que no sea el miserable conejillo de indias por medio del cual las mentalidades perversas y de tono oligárquico (hoy curiosamente articuladas con círculos mafiosos), esperan retomar el control del Estado, por lo que no es nada aventurado asegurar que los días del Presidente “Ni corrupto, ni ladrón” (aunque en realidad ha resultado eso y además, baboso). Y por supuesto, no me refiero tampoco a la acción de las masas entusiastas de “La Plaza”, las cuales nuevamente carecen de una dirección estratégica y todo lo que cuentan para resolver la crisis es con mucho corazón y la apasionada consigna de siempre: aquella utópica que desde los años 70 nos dice que: “El Pueblo Unido Jamás Será Vencido” .  

viernes, 18 de agosto de 2017

Sed de Sangre

Por : Edgar Rosales





En esta semana, la segunda de agosto, la muerte ha estado de fiesta. Igual lo estuvo la semana anterior y lo ha estado todo el año. Y sin embargo, más que la cantidad de decesos que día a día inflan el muertómetro nacional, lo preocupante es la sed de sangre que muchos guatemaltecos manifiestan al clamar por la “pena de muerte”, creyendo que es la fórmula mágica para terminar con el desborde criminal.

Ese contenido anhelo de venganza se desfoga viralmente cada vez que ocurre un acto protagonizado por las pandillas juveniles. El más reciente en desatar esa corriente de indignación fue la terrible masacre del hospital Roosevelt, donde se liberó a uno de los cabecillas que había sido trasladado para recibir atención médica. Este caso, además de desatar la enésima furia feisbuquera del año, terminó de desnudar la ineptitud de un gobierno que no termina de aprenderse el libreto. Además, puso al descubierto las falencias de una sociedad cínica -es decir, nosotros- que pretende resolver el grave problema de la delincuencia -que es un problema por ella creado- mediante el simple recurso de la aplicación sumaria y masiva de la inyección letal.





Pánico. Las pandillas juveniles enviaron un terrible mensaje de fuerza al sembrar el pánico en el Hospital Roosevelt. (Fotos tomadas de la web de Prensa Libre)

Y es que esa es la primera estafa que suelen comprar quienes apoyan la pena de muerte: creer que se va a aplicar al día siguiente de capturar a cualquier pandillero, que las ejecuciones van a ser multitudinarias y que de esa forma los honrados que somos más “vamos a producir tranquilamente”. ¡No señores! De consumarse semejante despropósito, de todos modos habrá que agotar el debido proceso -digo, si es que nos preciamos de vivir en una sociedad medianamente civilizada-, lo cual puede tomar alrededor de 4 o 5 años antes de proceder a la ejecución.

Y no nos engañemos: la ineficacia de la pena de muerte está demostrada, sobre todo en Guatemala. ¿Acaso no se recuerda que durante el gobierno de Óscar Berger, funcionarios de la calaña de Carlos Vielman, Javier Figueroa, Alejandro Giammattei y Erwin Sperisen, comandaban las fuerzas de seguridad que mandaron al otro potrero a unos 2 mil mareros, al aplicarles la pena de muerte, solo que por la vía extrajudicial?

Pero lejos de resolverse el problema se produjo una lógica reacción de los delincuentes: redoblar sus actos criminales. Las estadísticas desmienten de manera rotunda a cualquier prosélito de las ejecuciones.


Acólitos de la muerte. Alejandro Giammattei, Erwin Sperisen, Javier Figueroa y Carlos Vielman, cuarteto infernal que propugna por la pena de muerte (Foto Publinews). 

Para lo que sí sirve la pena de muerte es para exacerbar el oportunismo electorero de gente como Zury Ríos (caso explicable desde la estructura de su ADN) o Giammattei, cuyos resentimientos personales y continuos fracasos políticos le incitan a descargar toda su escoria moral, que de buena gana descargaría sobre cualquier pandillero.

Es necesario repudiar que el Estado se rebaje al nivel de los criminales al emplear métodos violentos que contradicen la esencia propia del Estado. Y convencernos de que la única forma de reducir el poder de las maras consiste en que la sociedad -es decir, nosotros- nos demos cuenta de la necesidad de saldar esa deuda social acumulada que se traduce en falta de oportunidades de desarrollo para nuestra juventud.

Y ahora que en el Congreso se ha presentado una iniciativa para restablecer el indulto presidencial es imprescindible que como parte del debate se tome en consideración que, si bien es cierto, el artículo 18 de la Constitución de la República contempla la Pena de Muerte, también es importante su frase final, aunque nunca se ha tomado en cuenta: "El Congreso de la República podrá abolir la pena de muerte". Esto, aparte de estar considerando en la Ley Superior de la República, va a tono con la tendencia abolicionista mundial


Probablemente los indignados internautas tienen razón en cuanto a la imposibilidad de reinserción social de muchos jóvenes pandilleros. Pero también es factible rescatar a otros muchos. Lo que sí es innegable, es que debemos pensar en el rescate de las próximas generaciones de guatemaltecos y darles todo aquello que la sociedad -es decir, nosotros- nos hemos encargado de negar. 


Y tener presente que ¡la sed de sangre es propia de garrapatas y vampiros; nunca de humanos!

lunes, 7 de agosto de 2017

El verdadero problema del MIDES


Por Edgar Rosales


               PASÓ DE NOCHE. José Moreno pasará a la historia como el ministro de Desarrollo que                       nunca entendió el papel que se le asignó.


No, el problema que ha enfrentado el Ministerio de Desarrollo de su creación no debe limitarse a la inepcia de quienes lo han dirigido, especialmente su último titular, José Moreno. Tampoco es culpa del candado de transparencia que fuera derribado recientemente por la Corte de Constitucionalidad y que obligaba a dicha cartera a levantar un censo antes de determinar quiénes debían ser beneficiarios de los programas sociales.

Los problemas del MIDES que le han impedido cumplir sus funciones son de origen. Su pecado original. Y es que, en aras de atender el “clamor” de institucionalización de los programas sociales, el gobierno del Partido Patriota rompió con el modelo de Coordinación Institucional, fundamental para obtener buenos resultados en esta materia.

La Coordinación Interinstitucional no es otra cosa que un sistema de administración pública en el cual una o más dependencias estatales coordinan o unifican esfuerzos y recursos en aras de alcanzar un objetivo común, bajo una dirección superior. Esto es básico. El caso del Consejo de Cohesión Social es el ejemplo más relevante de esta modalidad, el cual era una estructura creada y dirigida por la Presidencia de la República.

¿Cuál es la diferencia entre dicho sistema y el MIDES? Una básica: hay acciones que, necesariamente, deben emprenderse de manera conjunta entre uno o dos ministerios, tal el caso del programa de Transferencias Monetarias Condicionadas (Mi Familia Progresa) que se orientó a ampliar la cobertura escolar y, al mismo tiempo, a asegurar mejores condiciones de salud entre la población en pobreza extrema del área rural.



Por ende, los ministros de ambas carteras debían coordinar y rendir cuentas ante un ente jerárquicamente superior. No hay otra forma. En cuanto a la experiencia del MIDES, es obvio que los titulares que han pasado por las carteras mencionadas no van a coordinar otros objetivos distintos de los estrictamente necesarios para su campo de acción. El Ministro de Educación no va a someter sus planes al escrutinio del de Salud y viceversa. Y el de Finanzas no va a tener entre sus prioridades la asignación de recursos a uno y otro.

Y peor aún: al Ministro de Desarrollo Social nadie le hace caso. “Que mire cómo se las arregla”. Por ende, una estructura de Coordinación Institucional necesita de una mano rectora, que en el caso de Guatemala ha sido la Presidencia de la República. Es decir, alguien que pueda “poner a jugar” a sus muchachos y a retirarlos de la cancha si no dan los resultados esperados.

Así es como han funcionado los programas sociales (que no es justo señalar que sirvieron “exclusivamente” como plataforma electoral, tal como temeraria e irresponsablemente afirma un editorial de el Periódico que destila clasismo repugnante https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/08/05/via-libre-a-programas-sociales/. Eso es descalificar, por pura mala lecha y nada más, informes técnicos de entidades serias, como la Universidad Rafael Landívar, https://www.url.edu.gt/PortalURL/Archivos/56/Archivos/banco-mundial-expandiendo-oportunidades-grupos-vulnerables-20090730.pdf

También el PNUD y el BM han reconocido los logros alcanzados mediante dichos programas, en el período 2008-2012. (Por cierto, en casi 10 años de existencia de esta plataforma de avance social, estimo que -si mucho- dos columnistas se han referido al tema con conocimiento de causa, criterio técnico y político bien sustentado, y no únicamente con base en rumores o medias verdades, como suele hacerlo la mayoría de “opinadores” guatemaltecos).

De manera, entonces, que del Ministerio de Desarrollo Social no se puede esperar que aporte mayores logros con el simple hecho de haberse "institucionalizado" los programas sociales. La creación de este órgano del Ejecutivo únicamente sirvió para complacer algunas voces estridentes, pero nada más. Por ello, en parte, se explican sus pobres resultados; muy distintos de cuando los programas arrancaron, hace casi una década.

Tampoco con el cambio de mandamás o con la ayuda de la Corte de Constitucionalidad. Se necesita retomar la metodología de la Coordinación Interinstitucional, una modalidad administrativa que se ha empleado en países como Ecuador. Ya hemos perdido demasiado tiempo en la adopción de medidas adoptadas para complacer a la opinión pública... ¡como si ello solucionara los problemas de fondo de las personas afectadas por el hambre, el analfabetismo y otros desventurados males relacionados con la extrema pobreza!